Los últimos días de la Barcelona republicana

Abstract

La acelerada desintegración de la España republicana -que pasa en apenas tres meses de dominar la mitad del territorio español y de contar con los centros urbanos e industriales más importantes a ver saltar por los aires el aparato gubernamental y retroceder con rapidez hasta perder la guerra- ha sido tradicionalmente explicada como una consecuencia del desgaste sufrido en la batalla del Ebro en el verano de 1938, agravado por la inferioridad organizativa y militar del ejército popular y por la persistencia de las divisiones entre las fuerzas gubernamentales republicanas -de las que los hechos de mayo de 1937 eran la expresión y el recuerdo más lacerante-, junto con otras cuestiones de menor entidad, aunque no desdeñables, como los bombardeos y la penuria en la retaguardia.

Sin duda, y a pesar de la enorme bibliografia existente, subsisten problemas de análisis y de interpretación, y, en mi opinión, uno de los más importantes y significativos es el de la caída de Barcelona, centro neurálgico de la República desde el traslado del gobierno de Negrín desde Valencia y ciudad cuya pérdida desencadena el desplome definitivo de la España republicana.

El trabajo que sigue se centra, por tanto, en los últimos meses de la guerra y, singularmente, en el mes escaso que va del inicio de la ofensiva franquista sobre Cataluña hasta la caída de Barcelona. Los más de dos años de guerra que transcurren desde el estallido de la sublevación en África hasta el final de la batalla del Ebro son abordados en el capítulo segundo y sirven de introducción y recordatorio de los hechos más relevantes de la guerra, siempre desde una perspectiva barcelonesa: no hay que olvidar que la guerra es siempre un asunto lejano para los barceloneses; de enorme trascendencia social y política, sí, pero que transcurre lejos hasta los primeros días de enero de 1939.

En el tercer capítulo se ha pretendido examinar la vida diaria de la ciudad y sus habitantes, atendiendo a las cuestiones que afectaban más a la población por sus repercusiones sobre el ámbito privado: el mercado negro y la penuria en la retaguardia, la falta de alimentos suficientes, las diversiones o el impacto de los refugiados en la vida de la ciudad, la tolerancia religiosa y la actuación de la policía y del S.I.M., los bombardeos y la acción de la quinta columna. El cuarto capítulo examina las características y la evolución del discurso de la resistencia que elabora el poder republicano con Negrin al frente, centrado en el órgano de prensa -La Vanguardia- de que disponía el presidente del Consejo de ministros. El capítulo quinto se dedica al examen de las querellas en la retaguardia, obviamente centradas en la ciudad de Barcelona, y las consecuencias que de ello se derivan para el esfuerzo de guerra republicano: el sexto capítulo aborda la quiebra, o el naufragio, de la resistencia a lo largo de la breve campaña militar que inician las tropas de Franco en la navidad de 1938: los llamamientos para evitar la caída, la agitación de última hora en las calles, el plan de Comorera, o la última esperanza de que Francia se decida a intervenir en la campaña de Cataluña y cambie el curso de la guerra. Tras ellos, el séptimo capítulo se ocupa de la caída de Barcelona y de los intentos desesperados de resistencia que no llegan a concretarse, tras lo que se cierra para la ciudad un episodio excepcional de su propia historia, en el que Barcelona había llegado a representar el papel de capital de la República española y centro dirigente de la resistencia al fascismo. Después, la ciudad cambia de piel, pero la vida continúa.

Finalmente, el octavo capítulo aborda el nuevo poder que imponen las tropas de ocupación: si desde el punto de vista de la historiografía tradicional se ha establecido una obvia separación entre la Barcelona republicana y la Barcelona franquista creo que resulta conveniente unir los dos períodos para dotarnos de una nueva perspectiva sobre la significación y las consecuencias de la caída de la ciudad, así como de las actitudes de vencedores y vencidos, y la transformación de las conciencias que son su corolario inmediato. La última parte, noveno capítulo, se centra en las conclusiones del trabajo.