Universitat de Barcelona. Departament de Sociologia
La presente investigación aborda las desigualdades sociales en Chile. Al día de hoy no es novedad el hecho de que el país vive, y seguirá viviendo, una serie de transformaciones políticas y sociales. Esto debido a que se afrontó un golpe de Estado en 1973. Así, se pasó de un modelo desarrollista a uno neoliberal, situación que, de acuerdo a algunos autores, hipotecó las condiciones de bienestar de sus habitantes. Específicamente, se disminuyó el gasto social y aumentó el tamaño del mercado en detrimento del Estado. De esta forma, nace como inquietud central la pregunta que da pie a la presente investigación (basándose en el periodo de estudio comprendido entre los años 1992 y 2013). A saber, ¿Cómo, a pesar de haber aumentado el gasto social y disminuido gradualmente los niveles de pobreza, los indicadores de desigualdad permanecen, prácticamente, inalterados? Para lo anterior, se hizo necesario revisar los cambios acaecidos entre el periodo 1992 y 2013, tomando en cuenta que los resultados no podían ser analizados sólo desde un punto de vista económico, sino también desde una perspectiva social. Así, la base se centró en las oportunidades vitales, puesto que ellas permiten trascender el mero hecho económico, y la mirada economicista. Con las oportunidades vitales, se buscaba profundizar en las opciones otorgadas por la estructura social y las ligaduras sociales, entendidas como los elementos articuladores de la sociedad bajo un contexto de reforma. En el caso chileno, ese contexto de reformas, instalado desde que en la década de 1980 se intervino el contexto nacional a partir de la instauración del modelo neoliberal, condujo a un deterioro y a una mercantilización de las condiciones de bienestar, privilegiando ese modelo por sobre el desarrollista latinoamericano. Las principales opciones analizadas fueron el mercado laboral, especialmente a nivel de formalidad laboral, las condiciones de bienestar en educación y las condiciones de acceso a la sanidad. En cuanto a ligaduras, se esboza que el primer elemento vehicular de un sujeto lo constituye su hogar de origen, y al constituirse el hogar como el primer generador de oportunidades vitales, se vuelve trascendental su análisis en esta investigación. Además de lo especificado, se aclara que no se han considerado otras aristas. Es necesario plantear que una investigación no agota el campo de estudio de la desigualdad social, aunque sí puede proponer otras perspectivas de análisis al respecto. Para llevar a cabo la investigación se utilizaron las encuestas de caracterización socioeconómica nacional; CASEN para los años 1992, 2003 y 2013. Esta encuesta tiene como principal fortaleza el mantener una periodicidad en su aplicación de 1985 en adelante. Sus indicadores han sido la base para la formulación de otras encuestas de hogares a nivel latinoamericano, debido, esencialmente, a su búsqueda de patrones comunes en el tiempo. Asimismo, presenta como principales desventajas el no considerar condiciones de origen económico, lo que impide desarrollar análisis de movilidad social, así como tampoco del origen étnico en el periodo bajo estudio, lo que afecta considerablemente la posibilidad de indagar la desigualdad desde esas aristas. En la investigación, se ha considerado como unidad de análisis los hogares chilenos, representados por su jefe (o jefa de hogar), condición equivalente a la denominación de “cabeza de familia” en el caso de las investigaciones para España. Esto, porque, tal como se señalará previamente, se da la posibilidad de disponer del primer escenario en el cual se desarrolla el sujeto. Los principales resultados de la investigación nos permiten dar cuenta, de acuerdo con las oportunidades vitales, que los hogares encabezados por mujeres disponen de menores opciones económicas, lo que redunda en las condiciones de bienestar a las que pueden acceder. Respecto de lo anterior, a nivel de zonas geográficas, se observa disparidad, especialmente para los hogares de la zona central, representada por las regiones de O`Higgins, el Maule y Bío-Bío. Allí se presentan menores niveles relativos de oportunidades vitales. En cuanto al ámbito laboral, se da una constante. Los hogares de menores ingresos económicos son también aquellos que disponen de más integrantes, mayor cantidad de niños y niñas, mayor cantidad de mujeres (producto muchas veces de separaciones y divorcios, que conllevan la tutela legal de los hijos(as) a las madres), mayor cantidad de jóvenes que no estudian ni trabajan, así como la menor proporción de personas con contrato de trabajo y menor cantidad de horas de trabajo promedio. En cuanto al ámbito educativo se observó que la escolaridad se encuentra en un momento de inflexión, el cual da a entender que hoy en día la retribución económica ya no se obtiene a partir de una mayor cantidad de años de estudio, lo cual implica un descenso notorio de los salarios entre los años 1992, 2003 y 2013 para quienes cuentan con la educación terciaria (superior). Además de lo anterior, se ha corroborado que el ingreso de la mujer al trabajo ha venido aparejado de una mayor formación educativa, lo que las capacita en mayor medida para ingresar al mercado laboral, rompiendo con las barreras de acceso al mercado de trabajo. El tono gris del ingreso de la mujer al trabajo se ve en que, aun disponiendo de niveles equitativos de formación con los hombres, aún siguen percibiendo salarios más bajos. Esta situación se ve aún más acrecentada en mujeres con educación terciaria completa. En cuanto al ámbito sanitario, se observó una mayor concentración de los hogares con mayores recursos, materiales e inmateriales, en la sanidad privada. Esto refleja que quienes poseen más recursos tienden a preferir el sistema privado por sobre el sistema público, debido a las mayores prestaciones ofrecidas por el primero, orientado individualmente, en base a oferta-demanda como bien de consumo. Otro aspecto relevante es que, el sistema público busca mantener el principio de universalidad en cuanto a acceso a la sanidad, favoreciendo el cuidado del grueso de la ciudadanía con recursos escasos. Grosso modo, los resultados observados en el índice de oportunidades vitales (y en los índices de oportunidades vitales en cuanto al mercado laboral, la educación y la sanidad) representan fielmente un proceso de avance y mejora de las condiciones de bienestar en Chile. Se cubren gradualmente las necesidades humanas, pero se mantienen condiciones de asimetría y desigualdad social, con oportunidades vitales del tipo que se comentan.
Benestar social; Bienestar social; Social welfare; Desigualtat social; Desigualdad social; Social inequality; Xile; Chile; 1992-2013
316 – Sociology. Communication
Ciències Jurídiques, Econòmiques i Socials
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