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La teoría pura del gasto público adquiere su formulación moderna a partir de las aportaciones iniciales de Samuelson (1954, 1955 y 1968) y la sistematización de Musgrave {1959). La tradición anglosajona en este carnpo había sido hasta entonces relativarnente escasa. La tradición continental, en cambio, había experimentado un cierto desarrollo a partir de la teoría del cambio voluntario formulada por autores nórdicos como Wicksell y Lindahl, e italianos como Mazzola, De Viti de Marco y Pantaleoni.
En sus formulaciones iniciales, Samuelson (1954 y 1955) no conoce suficientemente la tradición continental, a la que apenas se refiere. De hecho, los antecedentes inmediatos a los que debe remitirse son Bowen (1943 y 1948) y Musgrave (1939), y el propio Samuelson (1968) da a entender más tarde que sus aportaciones seminales eran fruto, prácticarnente, de una casualidad.
De un "móvil" afortunado, como era el de demostrar, cuando la ocasión se le presentó, en otro contexto, el valor de las matemáticas en el campo de la economía, tomando la teoría del gasto público come un ejemplo para hacer comprender mejor el provecho que se podría extraer de los métodos formalizados.
La primera sistematización se produce en sus aportaciones de 1954 y 1955, en donde establece las condiciones de optimalidad en la provisión de bienes públicos -caracterizados por el hecho de que el consumo que figura come argumento en todas las funciones de utilidad individuales es el mismo consistentes en que la suma de las relaciones marginales de sustitución de todos los individuos debe igualar la relación marginal de transformación del bien público (o coste marginal expresado en unidades de numerario). De este modo, se formalizaron por vez primera aspectos esenciales de la teoría de los bienes públicos.
Es, sobre todo, a partir de aportaciones recientes relacionando la teoría pura del gasto público de raíz samuelsoniana con el análisis de los mecanismos institucionales de toma de decisiones colectivas, cuando surge un cuerpo teórico propio, capaz de elaborar proposiciones y modelos susceptibles de ser contrastados empíricamente. A grandes ragos, podemos decir que los estudios empíricos sobre el gasto público se clasifican en dos grandes grupos, según tengan o no el propósito de contrastar unas proposiciones teóricas previas.
A partir de todas estas consideraciones, el objetivo de esta tesis es doble. En primer lugar, se trata de analizar los estudios empíricos explicativos del gasto publico, a la luz tanto de su consistencia con la teoría económica como de la bondad de los resultados obtenidos. En segundo lugar, se persigue seleccionar y desarrollar una aproximación empírica a los factores explicativos del gasto publico, a partir de las conclusiones fundamentales que se desprenden del punto anterior. Esta aproximación consiste en la contrastación de dos modelos -uno de factores determinantes y otro de base analítica- empleando como muestra datos comparativos internacionales.
