El sector agrícola mexicano y el tratado de libre comercio de América del Norte

Author

Yamin Rocha, Guadalupe

Director

Ordóñez Monfort, Javier

Date of defense

2016-01-26

Pages

265 p.



Department/Institute

Instituto Interuniversitario de Desarrollo Local

Abstract

Estudiar la relación entre el Tratado de Libre Comercio de América del Norte y el campo mexicano no es tarea sencilla. El campo en México constituye un referente de identidad. A lo largo del siglo XXI muchos fueron los sucesos históricos que determinarían la relación del sector primario con la apertura comercial que viviría el país. El primero de ellos la reforma agraria mediante la cual se dio fin a los latifundios para dar paso a pequeñas unidades de producción. El sistema de sustitución de importaciones que tenía como objetivo fortalecer la industria nacional. Incluso la aparición del Ejército Zapatista de Liberación Nacional el 1ro de enero de 1994, día en el que entró en vigor el TLCAN. ¿Qué se pretende entonces con ésta investigación? Partimos de la hipótesis de que el TLCAN había afectado de manera negativa al sector agrícola mexicano. Los datos a los cuales nos referimos para el desarrollo de la tesis fueron las cifras oficiales de producción, valor de producción, tipos de cultivos y rendimientos tanto a nivel país como referentes al Estado de México, así como los del Índice de Precios al Productor. En el primer capítulo arrojamos cifras generales referentes a las características generales de población y territorio con la finalidad de arrojar mayor comprensión al tema, pues esta tesis se presenta en una universidad española. De la información detallada rescatamos que el Estado de México tiene una extensión de 22 mil 357 kilómetros cuadrados, representando el 1.1% de la superficie del país. A pesar de ello, en él vive el 13.5% de la población total, que equivale a casi 15.2 millones de personas, según cifras el año 2010. Dato importante es que la mitad de su gente es menor de 26 años. Predomina en la mayor parte del estad el clima templado subhúmedo. Su superficie sembrada equivale al 4.1% del total nacional. Con respecto al sector primario de la economía la agricultura tiene una tasa de participación del 88% (cifras de 2010) y la actividad es encabezada por varones, quienes promedian 52 años de edad y trabajan alrededor de 37 horas a la semana. En el segundo capítulo abordamos el contenido del TLCAN, mismo que nos remitió a considerar las reformas previas a la firma de este acuerdo comercial. La intención de este capítulo fue comprender que el TLCAN no fue un instrumento de política económica aislado sino un paso más en la internacionalización de la economía mexicana. Pudimos observar que las características de la agricultura en México han sido determinadas por las políticas liberales que transformaron la economía mexicana en su conjunto. Se concluyó que el TLCAN se negoció condiciones de gran asimetría, magnificadas cuando se toman en cuenta las brechas entre la productividad del sector agrícola de México y el de Canadá y EEUU. Este desequilibrio se acentúa al considerar los recursos que estos dos países dedican a estimular el desarrollo sectorial y a apoyar las exportaciones. Los compromisos que se pactaron no reflejan el menor desarrollo de la agricultura mexicana en los plazos de desgravación ni en los montos de mercado para los cuales se acordaron plazos de desgravación más lenta, situación que posiblemente pudo haber sido revertida por una política integral del Estado de mexicano. Además de las distancias económicas, había brechas en otros aspectos como el marco institucional, la valoración que cada país otorgó a la firma del acuerdo y el marco democrático que cada gobierno enfrentaba en su respectivo país. México, con su economía más intervenida y regulada, y con responsabilidades del Estado en dirección de la economía originadas en principios constitucionales distintos, asumió mayores costos al acoplar su modelo a la normatividad del TLCAN, en el que se plasmaron plenamente los principios que priman en las economías de EEUU y de Canadá. Así, el TLCAN innovó integrando asimetrías inéditas: aunó la potencia mundial económica, tecnológica, militar y política con un país en desarrollo; incorporó acuerdos sobre la propiedad intelectual, el intercambio de servicios y los compromisos sobre inversión extranjera, que sólo se incluían en mercados comunes o en uniones económicas, en los cuales son centrales la integración política y la cesión de soberanía nacional en el manejo de áreas de política económica y social; y sometió al sector agrícola al proceso de desgravación arancelaria nunca antes incluido en los acuerdos de integración regional que buscan ganancias en productividad para el sector industrial. El capítulo tercero nos permitió analizar el desempeño agrícola de México, tomando en consideración las cifras de producción de los principales cultivos, así como la balanza comercial. En este sentido, el sector primario mexicano ha tenido ritmo de crecimiento lento y su participación en el PIB total ha disminuido en los últimos 23 años. La mayor parte de este sector se orienta a la producción de granos básicos y oleaginosas de autoconsumo. Pero en México también se cultivan cereales, legumbres secas, frutales y hortalizas. El maíz resulta el principal cultivo al dedicársele alrededor del 50% de la tierra cultivable. Los forrajes, por su parte, son los cultivos con mayor volumen de producción en el país. El último censo agropecuario realizado por el INEGI en 2007, permitió identificar 5.5 millones de unidades de producción con uno o más terrenos, de los cuales 3.7 millones declararon tener actividad agrícola. De éstas, el 10.8% dispone de sistemas de riego, 83% es de temporal y 6.2% combina áreas de riego y áreas de temporal. En promedio, la extensión de la superficie agrícola de las unidades de producción del país es de 8 hectáreas. No obstante, el 57.9% tiene una superficie de 3 hectáreas o menos, cuestión que dificulta incrementar los volúmenes de producción en México. Resulta importante destacar que el cultivo de riego resulta más productivo que el cultivo de temporal para todos los casos, además de que es siniestrada en menor magnitud. Con respecto a la balanza comercial de los sectores agropecuario, pesquero y agroindustrial permite observar que la dinámica de las actividades agropecuarias y pesqueras da lugar a mayores exportaciones que las generadas por la agroindustria encargada de procesar alimentos, bebidas y tabaco. Una vez conocidas las características generales del sector agrícola en México dimos paso al cuarto capítulo, donde se analizaron esas mismas características para el Estado de México, la entidad federativa que constituye nuestra unidad de estudio. Por ciclo productivo, en primavera-verano el primer lugar en superficie sembrada lo tiene el maíz grano y en el ciclo otoño-invierno la avena forrajera y el chícharo. Comparando el ciclo primavera-verano de riego contra el de temporal, observamos que el primero presenta menor siniestralidad, pues la principal causa del daño son las sequías. Por su parte, en lo que se refiere al ciclo otoño invierno también es el cultivo de temporal el más siniestrado, sin embargo las cifras de pérdidas son mucho menores que las del ciclo primavera-verano, situación explicada porque en este ciclo la agricultura de la entidad es más activa. En el capítulo cuarto estudiamos los volúmenes de producción agrícola para el Estado de México. En este sentido, observamos que en el ciclo primavera-verano de temporal, la producción pasó de dos millones de toneladas anuales en promedio en el periodo 1980-1990 a más de tres millones en el lapso 2000-2010. Por su parte, en el mismo ciclo con modalidad de riego se pasó de las 745 mil 900 toneladas de 1980 a 1999 a una producción de un millón 187 mil toneladas de 2000 a 2010. Con respecto al ciclo otoño invierno de riego las cifras de volúmenes de producción de 1990-2000 a 2000-2010 únicamente incrementaron en 4.7%. En el mismo ciclo productivo con modalidad de temporal, en los mismos años señalados, se registró una pérdida de 75% de la superficie cultivada. En cuanto a los rendimientos del ciclo otoño invierno observamos que aquellos con mayores rendimientos son los que no tienen siembras constantes, como el ejote y el chile verde. Respecto del ciclo primavera-verano los cultivos con mayores rendimientos son las flores polar y terciopelo, así como el jitomate. En el capitulo cuarto abordamos también la balanza comercial del Estado de México y observamos que para el año 2011 registró un saldo negativo de 15 mil millones de pesos. Los principales productos importados son las oleaginosas y los cereales. Resulta evidente que los productores mexiquenses no están motivados para incursionar en el ámbito de las exportaciones. Así pues, el seguimiento a las superficies sembradas, cosechadas, siniestradas, así como a los volúmenes de producción, rendimientos, precios y colocación en mercados potenciales, deber ser una estrategia para fomentar innovaciones tecnológicas, financiamientos y aprovechamiento de apoyos, sobre todo al investigar cultivos con alta capacidad de mejora en sus rendimientos. Recordando, por supuesto, que el Estado de México se encuentra dentro de los dos mercados con el mayor número de consumidores de todo el país a nivel de entidad federativa. En el capítulo quinto nos enfocamos a relacionar la actividad agrícola de los municipios del Estado de México en cada uno de sus ciclos y modalidades productivas respecto del valor de producción. Así, el ciclo productivo que tuvo el valor de producción más alto (considerando cifras de 2003 a 2010) fue el de primavera-verano con un promedio de 52.4%. Al igual que a nivel nacional, el maíz grano se coloca como el cultivo con mayor valor de producción. Analizando el valor de producción por municipio Villa Guerrero, Coatepec Harinas y Tenancingo se colocan en los primeros tres lugares. Prevalece en el primero y tercero la producción de la flor crisantemo, mientras que el durazno en el segundo. Otro factor que se abordó en este capítulo fueron los precios al productor de los principales cultivos. En este sentido, se observa que la entrada de México al TLCAN no significa en sentido estricto que los precios pagados al productor agrícola tengan que disminuir, sino más bien que siguen sujetos al comportamiento de los mercados, ahora con mayor influencia por parte de la relación con los socios de dicho acuerdo comercial, sin que ello signifique que tal influencia sólo se deba al intercambio con dichos países, pues a la fecha México mantiene relaciones de intercambio comercial con prácticamente todos los países del mundo. Las conclusiones a las que se llegan una vez analizada la información en este capitulo quinto son: 1. Tomando en cuenta los volúmenes de producción agrícola del Estado de México que representa cada ciclo productivo, se concluye que el ciclo P-V de temporal se ha mantenido como el más productivo. 2. Tomando como referencia el valor de producción de la entidad mexiquense en pesos sucede lo mismo, el ciclo P-V de temporal ocupa el primer lugar. 3. Analizando el volúmen de producción de maíz continuamos con la tendencia de que es el ciclo P-V de temporal el más productivo. 4. Tomando como referencia el volúmen de producción del maíz forrajero, el utilizado para alimentar al ganado, es el ciclo P-V de riego el que arroja las cifras más elevadas de todas las décadas analizadas. 5. El ciclo P-V de temporal arroja la mayor cantidad de hectáreas siniestradas (afectadas por cuestiones climáticas). En suma, en el Estado de México el ciclo P-V de Temporal arroja los mayores volúmenes de producción y es también el que mayor valor de producción representa. Sin embargo, esto se explica porque el número de hectáreas sembradas bajo esta modalidad de producción son significativamente mayores que las cultivadas por riego. Es el cultivo por sistema de riego el que mayores rendimientos genera. En el capitulo 6 se aplicaron un grupo de contrastes de raíz unitaria y estacionariedad para estudiar la hipótesis de cambios estructurales en el precio para 8 commodities seleccionados: avena forrajera, cebada, frijol, maíz grano, papa, pasto, sorgo y trigo. Los precios de los commodities seleccionados resultaron ser no estacionarios, a pesar de que se registraron cambios estructurales significativos con la prueba Lee-Strazicich. En este capítulo se estudió la condición estacionaria de los precios de 8 alimentos seleccionados para México. Estos commodities, aunque tienen características de producción y procesos de desgravación distintos, son los principales cultivos del país. Para este propósito se aplicaron una gran variedad de pruebas de raíz unitaria y estacionarias. Sin embargo, cuando se usaron pruebas que no contaban para cambios estructurales, y diseñados para analizar la estacionariedad de los datos, la evidencia fue escasa pues solo se encontró estacionariedad para pasto y posiblemente maíz grano. Para poder mejorar la especificación determinística de las pruebas de raíz unitaria, se permitieron uno o dos cambios estructurales. Los nuevos resultados arrojaron la confirmación de la hipótesis no estacionaria para la totalidad de los commodities en la prueba Perron-Rodríguez. Posteriormente, la prueba Lumsdaine-Papell arroja que únicamente la cebada es estacionaria con cambios estructurales significativos en 1994:10 y 2001:09. Finalmente, aplicando la prueba Lee-Strazicich el sorgo y trigo son no estacionarios pero sus cambios estructurales no son significativos. Por lo tanto, la hipótesis del impacto del proceso de desgravación originado por el TLCAN sobre los precios de los alimentos en México, en este caso para los 8 commodities seleccionados, específicamente generando cambios estructurales significativos en fechas cercanas a su proceso específico de desgravación puede ser refutada.

Keywords

sector agroalimentario

Subjects

339 - Trade. Commerce. International economic relations. World economy

Knowledge Area

Ciències Socials, Periodisme i Documentació

Documents

2016_Tesis_Yamin Rocha_Guadalupe.pdf

38.46Mb

 

Rights

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