dc.description.abstract
Esta tesis se propone presentar el pensamiento de Tristan Tzara en su etapa dadaísta, a través del análisis de fragmentos suyos, y de la confrontación de éstos con los de algunos filósofos como Nietzsche y Bergson, filósofos que influyeron directamente a Tzara. Se articula en tres capítulos, que corresponden a tres nociones de Tzara: (1) El asco, (2) La dictadura del espíritu y (3) Lo cósmico.<br/><br/>El "asco" -el tema del primer capítulo-, para Tzara, es el origen de Dadá: rechazo visceral ante el estado de cosas, ante la situación del hombre europeo, enfermo y debilitado. Tzara, a menudo en un modo de pensar y en un estilo muy cercanos a Nietzsche, analiza esta situación por varios síntomas: A) obsesionado por el principio de propiedad, el hombre europeo (en especial el burgués), "roba" no sólo a los demás sino a sí mismo, a su propia personalidad, fenómeno que Tzara denomina: la "selfcleptomanía". B) Los discursos sofisticados de muchos intelectuales, por otra parte, no manifiestan más que su "instinto de dominación", el mero interés por ganar y dominar a los otros. C) Otros elementos sociales y culturales contribuyen a esta debilidad del hombre europeo: la negación de la vida (la moral), y la imposición de una única visión del mundo (la filosofía, la ciencia), etc. D) Finalmente, para Tzara, el culto al arte es el mayor obstáculo para que el arte contribuya a la liberación del individuo y la cultura europeas. <br/>Tzara piensa, sin embargo, que un nuevo arte puede incidir en esta situación, transformando el modo de sentir y pensar, el modo de vivir. Esto es lo que se propone con lo que llama: la "dictadura del espíritu" (tema del segundo capítulo). <br/>Esta original y difícil noción de Tzara se aclara a través de la idea de espíritu en Bergson: en efecto, Tzara concede al "espíritu" (o espíritu dadá), un carácter libre y autocreativo exactamente como Bergson lo hacía del mismo. Así, con la "dictadura del espíritu" se pretende romper todo tipo de mediaciones socioculturales y estéticas para que inmediatamente el espíritu actúe de manera espontánea e instantánea. Para Tzara, esta inmediatez, instantaneidad y espontaneidad del espíritu es la que conduce a la intensidad, intensifica la personalidad y la vida. <br/>Esta "estética de la intensidad", por otra parte, es al mismo tiempo "una ética de la intensidad": la dictadura del espíritu se propone "educar" a los individuos, no imponiendo conocimientos o métodos, sino liberándolos de ellos. Asimismo, los gestos risibles y escandalosos que formaban parte inseparable de las veladas dadás -un tema, por cierto, bergsoniano y nietzscheano- se entienden desde este objetivo: la liberación del espíritu, no sólo del artista, sino de todos los individuos. Liberación que conduce a la intensidad y, de ésta, a la fraternidad.<br/>La noción de "cósmico" -tema del tercer y último capítulo- muestra en qué consiste la afirmación de la vida que hace Tzara y Dadá. Lo cósmico expone su visión fluída (temporal, móvil, cambiante) de la vida, visión que implica un modo de vivir, de crear y actuar con el mundo. Así con "lo cósmico", Tzara invita a suspender las relaciones jerárquicas establecidas entre los seres del universo, y a descubrir con ello, la enorme vitalidad que nos rodea y nos penetra. El arte cósmico justamente va en esta línea al mostrar y desarrollar las virtualidades del mundo, entrando en relación activa con sus elementos y fuerzas (fuerza espontánea, destructiva, azarosa), con el caos. Y también con los espectadores, los cuales forman parte plena del proceso creativo.
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