La educación universitaria hoy: una crítica comunitarista

Abstract

Quien más quien menos puede sospechar que la educación universitaria es algo más que el precio que hay que pagar para obtener un título académico, que no es sólo algo que deba adaptarse a la realidad profesional, económica y social del momento, que el proceso de enseñanza y de aprendizaje universitario no se reduce a una cuestión de competencias, o que deba desarrollarse únicamente a expensas de la innovación pedagógica o la motivación de los estudiantes. Quien más quien menos puede presagiar que algo no ha funcionado como debiera cuando la realidad demuestra que año tras año un buen número de estudiantes, sea de la titulación que sea, no ha vivido la universidad sino que ha pasado por ella, y que la ha recorrido como si de una carrera de obstáculos se tratara.

Esta es la preocupación que me ha conducido a la realización de esta tesis doctoral y, gracias a la inestimable ayuda y orientación de mi directora, hemos considerado diversos lugares en los que detenernos. El primero ha sido la historia de la universidad. Consideramos que la tradición de la universidad es imprescindible para poder reconocernos y para valorar qué es lo que de ella queremos conservar porque vale la pena protegerlo y resguardarlo. No se trata de defender una concepción estática y hegemónica de la tradición de la universidad sino de incorporarla al debate sobre los problemas que la universidad contemporánea tiene pendientes, de poder explicar de una manera más completa cómo surgieron dichos problemas y por qué no se han resuelto hasta ahora. En definitiva, creemos que la tradición de la universidad nos ayuda a encontrar luces para las sombras de hoy en día, que nos invita un debate renovado, que en ella siempre se puede encontrar algo nuevo porque nunca termina de decir lo que tiene que decir. El segundo lugar ha sido la filosofía de la educación universitaria, por los menos, las principales y de mayor renombre.

Tanto la historia de la universidad como la filosofía de la educación universitaria sacan a relucir un aspecto esencial que se ha convertido en el eje de este trabajo y que es el meollo de nuestro interés personal. La educación universitaria es, por encima de todo y ante todo, la educación moral de la persona, de alguien que está llamado a mejorarse y a ser un agente de cambio social.

Es por esta razón por la que hemos considerado oportuno acercarnos a la crítica comunitarista al liberalismo y concretarla en el contexto universitario. Por un lado, dicha crítica es, desde nuestro punto de vista, la que mejor contrarresta el actual clima, con predominio del liberalismo, que gobierna la actual educación universitaria y, por otro lado, es la que ofrece pautas para explicar la educación universitaria de una manera más acorde con la misión e historia de la universidad. No se trata de una crítica que vaya en contra de todos los principios liberales; muchos de ellos, aplicados a la educación, han cosechado grandes éxitos, pero sí pone en tela de juicio el protagonismo que se le ha otorgado a la autonomía moral de la persona, en nuestro caso, del profesor y sobre todo del estudiante. Hacemos una propuesta que permite aunar imprescindibles rasgos del espíritu universitario a los que no queremos renunciar, a saber, la coherencia con la tradición y la educación moral de la persona.

Who else who may least suspect that a college education is more than the price you have to pay to get a degree, which is not just something you have to adapt to the professional, economic and social reality of the moment, that the teaching and university learning can not be reduced to a question of competence, or to be developed only at the expense of educational innovation or the motivation of students. Who else who can least foresee that something did not work as it should when the reality is that every year a number of students, whether the degree it has not lived college but has gone through it, and that has tour as if an obstacle is involved.

This is the concern that has led me to the realization of this dissertation and, thanks to the invaluable help and guidance from my supervisor, we considered many places to stop. The first is the history of the university. We believe that the tradition of the university is essential to recognize and evaluate what we want to keep it because it is worth protecting and safekeeping. This is not to defend a static and hegemonic conception of the tradition of the university but to incorporate the discussion of the problems that contemporary university has earrings, to explain more fully how these problems arose and why they have not been resolved until now. In short, we believe the tradition of the university helps us find lights to the shadows today, inviting us a renewed debate, it can always find something new because I never finished saying what it has to say. The second has been the philosophy of higher education, at least, the major and most renowned. Both the university history and philosophy of higher education bring out an essential aspect that has become the hub of this work and that is the core of our self-interest. A college education is, above all and foremost, the moral education of the person, of someone who is called to be improved and to be an agent of social change.

It is for this reason that we have seen fit to approach the communitarian critique of liberalism and realize it in the university context. On the one hand, this criticism is, in our view, the best counteracts the current climate, with predominance of liberalism, which governs the present university education and, on the other hand, is offered guidelines to explain the college education more in line with the mission and history of the university. This is not a criticism that goes against all liberal principles; many of them applied to education, have been very successful, but it puts into question the role that has been given to the moral autonomy of the individual, in our case, the teacher and especially the student. We make a proposal that allows us to combine essential features of the university spirit to those who do not want to give, namely consistency with tradition and moral education of the person.