El nihilismo tecnológico y los desafíos del pensamiento crítico contemporáneo. Una macrofilosofía del presente

Abstract

Esta tesis doctoral tiene como propósito principal desarrollar una macrofilosofía crítica del presente, a partir de la cual explorar nuevos centros de gravedad que reactiven la potencia de un pensamiento crítico y creativo que hace frente al «nihilismo tecnológico», como reto amenazador y situación inexorable. Para ello, se traza hasta él una genealogía de la actitud crítica, tomando a Kant como hito inaugural.

En el mundo global llamado, mal o bien, posmoderno, está teniendo lugar una aguda tensión del espíritu, consecuencia subterránea del fracaso de los proyectos metafísicos y modernos y el advenimiento del nihilismo como huésped inquietante. Por un lado, la crisis de los motivos, cánones y sentidos vitales «suprasensibles» que dieron significado, importancia y dignidad a la cultura occidental, ha puesto al principio de optimización en el corazón de un mundo organizado en las tramas unidimensionales del sistema tecnológico. Este se comprende básicamente como un sistema simbólico, cuyo nervio es la «voluntad de poder», tensada por una teleología del «siempre más» que hace de la movilización total un fin en sí mismo. El sistema tecnológico se comprende, así, como la administración espectacular del vacío (de motivos vitales), que moviliza todas las existencias huyendo de su propia insignificancia. El sistema tecnológico y la sociedad de rendimiento - en tanto concreción cultural, económica y social - son profundamente nihilistas, pues no quieren ni pueden saber «nada de su propia nada», preocupado exclusivamente de su conservación y crecimiento sin fin, meta ni límites.

Sin embargo, por el otro lado, las mismas dinámicas auto-destructivas del sistema tecnológico han llevado a la cultura occidental a constatar la ausencia de todo proyecto sustentado en algún fundamento incondicional, lo que la enfrenta a su «falta de» origen y destino, en sentido metafísico. Este des-encubrimiento experiencial de su base, le abre la singular posibilidad de hacer de su propio desfondamiento un punto de arranque fecundo y creativo para explorar formas de abrazar, sentir y comprender «de otro modo» este vacío que alumbra la situación contingente y vulnerable de la vida humana (y no-humana). Por lo mismo, si acaso no sabemos (ni sabremos nunca del todo) cómo es que tenemos que vivir, ni

sabemos quiénes somos, esta constatación, lejos de constituir irremediablemente una frustración cosmológica, es la oportunidad de volver a pensar nuevas esperanzas enraizadas en centros de gravedad posmetafísicos, sorteando la ontología de la guerra que hoy se cree hegemónica, incuestionable y de sentido común. Es cierto que ya no podemos creer sin más que el pensamiento crítico va a conducir a un mundo «cada vez mejor» en el sentido que lo veía el proyecto crítico moderno. Pero tampoco cabe sólo resistir, dando por sentado que nuestra suerte ya está echada. También es de vital importancia cultivar nuevas líneas de pensamiento, insistiendo en que el infierno no es la única alternativa que nos queda. Para esto, el desarrollo de una poética de la amabilidad resulta clave.

The main purpose of this doctoral dissertation is to develop a critical macro- philosophy of the present, from which to explore new centers of gravity that reactivate the power of critical and creative thinking that faces «technological nihilism», as a threatening challenge and inexorable situation. In doing so, a genealogy of the critical attitude line is drawn which traces a path towards «technological nihilism», taking Kant as the inaugural milestone.

In the global world, wrongly or well named postmodern, an acute tension of the spirit is taking place, as a consequence of the failure of modern and metaphysical projects and the advent of nihilism as the «uncanniest of all guests». On one hand, the crisis of the «supersensible» motives, canons and vital reasons that gave meaning, importance and dignity to Western culture, has placed the principle of optimization at the heart of the Technological System. This is basically understood as a symbolic system, whose nerve is the «will to power», strained by a teleology of «always more» that makes total mobilization an end in itself. The Technological System is understood, thus, as the spectacular administration of the void (of vital motives), which mobilizes all existences escaping from their own insignificance. The Technological System and the Society of Performance - as a cultural, economic and social concretion - are profoundly nihilistic, since they do not want and cannot know «nothing of their own nothing», concerned exclusively with its conservation and growth without end, goal or limits.

However, on the other hand, the same self-destructive dynamics of the Technological System have led Western culture to verify the absence of any project based on some unconditional foundation, which at the same time leads this Western Culture to confront it with its «lack of» origin and destination, in a metaphysical sense. This experiential uncovering of its base opens up the unique possibility of making of its own groundlessness a fertile and creative starting point to explore other ways of embracing, approaching and understanding this void that reveals the actual and vulnerable human (and non-human) existence. For the same reason, if we do not know (nor will we ever fully know) how to live,

neither who we are this finding, far from being irremediably a cosmological frustration, is the opportunity to rethink new hopes rooted in centers of post-metaphysical gravity, circumventing the ontology of war that today is believed to be hegemonic, unquestionable and common sense. It is true that we can no longer simply believe that critical thinking will lead us to an «increasingly better life» in the sense that the modern critical project saw it. But we should not just withstand this situation as if assuming that our fate has already been thrown. It is also vitally important to cultivate new lines of thought, insisting that hell is not the only alternative we have left. For this, the development of a poetics of kindness is key.