Universitat Politècnica de Catalunya. Departament de Projectes Arquitectònics
This doctoral thesis commences, as any other research would, from an intuition that becomes a hypothesis and, therefore, a vehicle that governs the development of an entire argument. In this case, the initial intuitions are rooted in a trip to the Nordic countries, in the summer of 2004, when I first visited some of the works of the Finnish architect Alvar Aalto. As a consequence of this trip, I began to investigate his architecture and the empirical experience soon gave way to an intellectual approach to the plans and documents which were created to produce part of his architectural legacy. Those early physical and intellectual approaches served me to begin to sense that one of the basic aspects of his architecture is the manner in which the users¿ itinerary is created, controlled and regulated. The strategic disposition of the bodies in their respective groupings respond, on many occasions, to arrangements that mark and improve the itineraries towards and through them. In the same way, the winding and generous hallways, and the layout and ergonomic stairways have as an aim to model, as if one were dealing with a soft material, the movement of the users passing through the spaces, "caressing" all those elements and materials of which they are articulated, such as paving, railings and door handles. One moves and is guided in a natural way between the different buildings that they comprise, for example, the university complexes in Otaniemi and Jyväskylä. In both of these we find lobbies that cross the ground floor and enhance the movement not only within the interior but also between the outer areas defined by their own volumes. It is also easy to see the importance of the circulation areas in the definition of the interior spaces of public buildings, such as the Aalborg Museum or the Essen Opera House. The reception areas and movement zones terminate, structuring themselves to the point where they compete in surface area with that of museum use and representation, respectively. This first hypothesis gives rise immediately to a second conjecture, also relevant. If the itinerary is a key theme in his architecture, is there any formal structure or organization that enhances these routes? And is it possible to find any repeated order or provision which, together with the itineraries, establishes an ¿Aaltian¿ way? Although the answer does not imply the existence of a general and absolute solution, it does invite an analysis of the projects in an attempt to underline what remains and persists beyond that of particular assignments. From that point of view, it is not difficult to realize that when we move through Aalto¿s constructions we usually do so around a central space, covered or uncovered, in relation to which our movements are tangentially generated as well as the different volumes that comprise it. This type of order, often formalized through the archetype of the courtyard or hall, leads to the provision of a central floor and its transgression as a repeated typological strategy. Seen in this way, Aalto¿s architecture, for instance the central courtyard of the Finnish Pavilion at the 1937 Paris Exhibition, the courtyard of the Säynätsalo Town Hall, the living rooms of the Hansaviertal apartment block, or the stage of the Essen Opera House, regardless of their size and use, is understood through the same order which recognizes a centre as a spatial and compositional hinge; a hinge which, by the way , also serves as a reference for moving around and displacing ourselves in general in a perimetral and encircling way.
Esta tesis doctoral parte, como cualquier investigación, de una intuición que se transforma en hipótesis y, por tanto, en vehículo que gobierna el desarrollo de toda una argumentación. En este caso, las intuiciones iniciales tienen su origen en un viaje por tierras nórdicas donde por primera vez visito algunas obras del arquitecto finés Alvar Aalto. A raíz del viaje, en verano de 2004, comienzo a investigar su arquitectura y la experiencia empírica inicial da paso a un acercamiento intelectual a través de los planos y los documentos que se generaron para producir parte de su legado arquitectónico. Esos primeros acercamientos físicos e intelectuales me sirvieron para comenzar a intuir que uno de los aspectos básicos de su arquitectura es la manera en la que se produce, controla y regula el recorrido de los usuarios. La estratégica disposición de los cuerpos en sus conjuntos responde, en muchas ocasiones, a disposiciones que marcan y potencian los itinerarios hacia y a través de ellos. De la misma manera, los sinuosos y generosos vestíbulos, y las tendidas y ergonómicas escaleras tienen como objetivo modelar, como si de un material blando se tratase, el movimiento de los usuarios al atravesar sus espacios y “acariciar” todos aquellos elementos y materiales que los articulan, como pavimentos, barandillas y pomos. Uno se mueve y se orienta con naturalidad entre las diferentes edificaciones que componen, por ejemplo, los conjuntos universitarios de Otaniami y Jyväskylä. En ellos podemos encontrar vestíbulos que atraviesan las plantas bajas y potencian la circulación no sólo interior, sino también entre los ámbitos exteriores definidos por los propios volúmenes. También es fácil adivinar la importancia de las áreas de circulación en la definición de los espacios interiores de edificios públicos como el Museo de Aalborg o la Ópera de Essen. Las áreas de recepción y movimiento acaban estructurándolos hasta el punto que compiten en superficie con los usos museísticos y de representación, respectivamente. Esta primera hipótesis da lugar, de manera inmediata, a una segunda conjetura, también relevante. Si el recorrido es un tema fundamental en su arquitectura, ¿existe alguna estructura formal u organización que potencie dichos recorridos?, ¿es posible encontrar alguna disposición u orden recurrente que junto con los itinerarios establezcan una maniera aaltiana? Aunque la respuesta no implica la existencia de una solución general y absoluta, sí invita a analizar los proyectos intentando subrayar aquello que permanece y persiste por encima de los encargos particulares. Desde dicho punto de vista, no es difícil percatarse de que cuando nos movemos por las obras de Aalto lo solemos hacer en torno a un espacio central, cubierto o descubierto, respecto al cual se generan tangencialmente tanto nuestros movimientos como los diferentes volúmenes que los acogen. Este tipo de orden, en muchas ocasiones formalizado a través del arquetipo del patio o del hall, nos conduce a la disposición de planta central y su transgresión como estrategia tipológica recurrente. Vista así su arquitectura, el patio central del Pabellón finés en la Exposición de París de 1937 o el del Ayuntamiento de Säynätsalo, la sala de estar de las viviendas de la Hansaviertel, o el escenario de la Ópera de Essen, con independencia de su dimensión y uso, son entendidos a través de un mismo orden que reconoce un centro como gozne compositivo y espacial. Un gozne que, dicho sea de paso, también sirve de referencia para movernos y desplazarnos, en general de una manera perimetral y envolvente.
72 - Architecture