Universitat de Barcelona. Departament de Ciències Fisiològiques II
Las variables clínicas en pacientes sometidos a cirugía cardíaca(CCA) se asocian con el pronóstico a corto y largo plazo en términos de mortalidad y morbilidad. Se han estudiado variables postoperatorias, aunque también variables pre- e intraoperatorias habituales, realizándose 5 líneas de investigación: paciente cirrótico, Acute Kidney Injury(AKI), cociente Presión parcial de oxígeno arterial/ Fracción inspirada de oxígeno (PaO2/FIO2), niveles de lactato arterial(LA), y el Índice de Masa Corporal(IMC). En el paciente cirrótico sometido a CCA la presión venosa central inicial es un factor independiente asociado a mortalidad hospitalaria, mientras que un SAPS III elevado y el volumen de orina menor en las primeras 24h fueron predictores de mortalidad a largo plazo. El MELD score(sensibilidad(S):85.7%;especificidad(E):83.7%) y el SAPS III(S:83.3%;E:64.9%)tienen el mejor poder predictivo a corto y a largo plazo respectivamente en esta población. La supervivencia global en toda la muestra(n=59) fue peor según el grado de hepatopatía (82.4% para Child A, 47.6% para Child B y 33.3% para Child C;P=0.001). Las características asociados a la fisiopatología del paciente cirrótico deben tenerse en especial consideración a la hora de someter estos pacientes a CCA. El desarrollo de AKI en el período postoperatorio tuvo una incidencia del 14%. Identificamos un mayor tiempo de circulación extracorpórea(CEC), una mayor necesidad de drogas vasoactivas y un mayor LA a las 24h tras ingresar en UCI como predictores de AKI. Una peor supervivencia se asoció a un mayor grado de AKI según la escala RIFLE modificada:74.9% para el subgrupo Risk,42.9% para el Injury, y 22.3% para el Failure(P<0.001) (seguimiento medio de 6.9±4.3años), siendo estos dos últimos asociados de manera independiente a una mayor mortalidad. El desarrollo de estrategias para la prevención de los factores de riesgo es básico para mejorar no tan sólo la incidencia de AKI, sino los resultados de la CCA en general. El cociente PaO2/FIO2 puede ser útil para la identificación de pacientes de CCA con mal pronóstico en el postoperatorio inmediato. Valores más bajos a las 3h tras el ingreso en UCI son los más útiles en términos de predicción de mortalidad. Asimismo hay una mayor mortalidad intra-UCI y complicaciones respiratorias con PaO2/FIO2<241 a las 3h. También se asoció a una peor supervivencia intrahospitalaria en comparación con PaO2/FIO2>241 a las 3h (88.8%vs.95.8%;P=0.002.Adjusted Hazard ratio(AHR):1.48;95% IC:1.293–1.786;P=0.004). El LA elevado(>3.0mmol•L-1)es frecuente en el postoperatorio de CCA y su elevación se asocia a mal pronóstico. La presencia de un LA>3.0mmol•L-1 fue un predictor para mortalidad hospitalaria(OR:1.468; 95% IC:1.239–1.739;P<0.001) y para la mortalidad a largo plazo(HR:1.511;95% IC:1.251–1.825;P<0.001). El antecedente de un infarto de miocardio(IAM) reciente y sufrir un mayor tiempo de CEC fueron predictores de un LA. El patrón dinámico del LA fue similar en supervivientes y no supervivientes pero con mayores valores en no supervivientes(ANOVA de medidas repetidas, P<0.001). Asimismo, el área bajo la curva objetivó mayores niveles de LA en los no supervivientes(80.9±68.2vs.49.71±25.8mmol•L-1•h-1;P=0.038). Nuestros resultados objetivan una dinámica parecida de la curva de LA entre supervivientes y no supervivientes con mayores valores en estos últimos, lo cual podría sugerir un mecanismo similar del LA pero con una mayor producción en los no supervivientes. Aquellos pacientes que presentaron un LA>3.0mmol•L-1 y su pico se objetivó a las 24h tuvieron peor supervivencia(79.1%vs.86.7–89.2%;P=0.03)comparados con aquellos que presentaron su pico al ingreso, a las 6h o a las 12h durante el postoperatorio. La obesidad influencia de manera notable la estratificación y planificación de la CCA. Algunos estudios han objetivado mejores resultados en la población obesa en comparación con la población con IMC normal respecto a la mortalidad y supervivencia. Tras ajustar las variables preoperatorias e intraoperatorias mediante propensity score, una peor oxigenación y mejor estado nutricional, reflejados por una peor PaO2/FiO2 y unos niveles más elevados de albúmina, fue observado en pacientes con IMC elevado. Los pacientes obesos mostraron mayor riesgo para IAM peroperatorio(OR:1.768;95% CI:1.035-3.022;P=0.037)y sepsis(OR:1.489;95% CI:1.282-1.997;P=0.005). No hubo diferencias en la mortalidad hospitalaria entre grupos, aunque los pacientes con sobrepeso mostraron una mejor supervivencia al año comparados con la población normal(91.2%vs.87.6%;P=0.029). A pesar de ello, nuestros resultados no apoyan el concepto obesity paradox, que puede ser el resultado de sesgos en los diferentes estudios publicados. La mejoría del estudio pronóstico de variables en el postoperatorio inmediato las convierte en herramientas a pie de cama que ayudan al clínico en la toma de decisiones e influyen en la supervivencia de sus pacientes. Sin lugar a dudas, una mejor precisión pronóstica conlleva una mejoría en establecer el grado de vigilancia y cuidados que requiere cada paciente, y en consecuencia, los recursos destinados. La mayor precisión en el pronóstico a largo plazo tiene obvias e importantes ventajas, tanto desde el punto de vista clínico del paciente a nivel individual como desde el punto de vista sanitario y social.
The clinical variables in patients undergoing cardiac surgery(CS) are associated with prognosis in the short and long-term scenario in terms of mortality and morbidity. Five main areas of research are discussed: cirrhosis, Acute Kidney Injury(AKI), ratio of arterial partial pressure/oxygen fraction of inspired oxygen(PaO2/FIO2), arterial blood lactate levels(LA) and Body Mass Index(BMI). In the cirrhotic patient undergoing CS central venous pressure was an independent factor associated with hospital mortality, whereas a high SAPS III and lower urine volume during the first 24h were predictors of long-term mortality. The MELD score (sensitivity(S):85.7%;specificity(E):83.7%)and SAPS III(S:83.3%;E: 64.9%)showed the best predictive power in the short and long term scenarios, respectively. Overall survival(n=59)was worse with the degree of liver disease(82.4% for Child A, 47.6% for Child B and 33.3% for Child C;P=0.001). The pathophysiology associated with cirrhosis should be taken into account when referring these patients to CS. The development of AKI in the postoperative period was 14%. We identify a longer cardiopulmonary bypass time(CPB), a greater need for vasoactive drugs and greater LA at 24h after ICU admission as predictors of AKI. Worse survival was associated with a greater degree of AKI according to the modified RIFLE scale: 74.9% for the Risk group, 42.9% for the Injury group, and 22.3% for the Failure group(P<0.001)(mean follow up 6.9±4.3years). The latter two were independently associated with increased mortality. Developing strategies for the prevention of AKI is essential to improve their incidence and also the survival after CS. The PaO2/FIO2 can be useful for identifying patients with poor prognosis in the immediate postoperative period. Lower values at 3h after admission to ICU are most useful in terms of prediction of mortality. There was also a greater intra-ICU mortality and respiratory complications with PaO2/FIO2<241 at this time. It was also associated with worse in-hospital survival compared with PaO2/FIO2>241(88.8%vs.95.8%;P=0.002.Adjusted Hazard ratio(AHR):1.48;95% CI:1293-1786;P=0.004). A higher LA(>3.0mmol•L-1)is associated with poor prognosis after CS. The presence of an LA>3.0mmol•L-1 was a predictor of hospital mortality(OR:1.468;95% CI:1.239-1.739;P<0.001)and for long-term mortality(HR:1.511;95% CI:1251-1825;P<0.001). A history of recent myocardial infarction(AMI)and a longer CPB time were predictors of higher LA. The dynamic pattern of LA was similar in survivors and non-survivors but with higher values in non-survivors(repeated measures ANOVA,P<0.001). Also, the area under the curve was higher in non-survivors(80.9±68.2vs.49.71±25.8mmol•L-1•h-1;P=0.038). This might suggest a similar pathophysiology for LA but higher production in non-survivors. Those patients who had LA>3.0mmol•L-1 and its peak was at 24h after ICU admission had worse survival(79.1%vs.86.7-89.2%;P=0.03)compared with those who had their peak on admission, at 6 or 12 h postoperatively. Obesity influences significantly stratification risk of CS. However, some studies have showed better survival in the obese population compared to normal BMI population. After adjusting for confounding factors using propensity score, a worse oxygenation and better nutritional status, reflected by a lower PaO2/FiO2 and higher albumin levels, was showed in patients with higher BMI. Obese patients showed increased risk for perioperative AMI(OR:1.768;95% CI:1035-3022;P=0.037)and sepsis (OR:1.489;95% CI:1282-1997;P=0.005). There was no difference in hospital mortality between groups, although overweight patients showed better survival at one year compared to the normal population (91.2%vs.87.6%;P=0.029). However, our results do not support the obesity paradox, which may be the result of bias in different published studies. The improvement of the knowledge of clinical variables in the immediate postoperative period becomes a tool to help physicians in making decisions and influencing the survival of the patients who undergo CS. Undoubtedly, better prognostic accuracy implies an improvement in establishing the degree of resources by each patient. Indeed more accurate long-term prognosis has obvious and important advantages, both from the clinical and social point of view.
Cirurgia cardíaca; Cirugía del corazón; Heart surgery; Període postoperatori; Postoperatorio; Postoperative period
612 - Fisiologia
Ciències de la Salut