Universitat Politècnica de Catalunya. Departament de Projectes Arquitectònics
The interaction builds humanity. It is the most human of us; Our social life is based on it. Interacting leads us to design objects that facilitate communication, understanding with other humans and understanding our environment. To interact with the outside and form a body in continuous transformation and expression with the community we need the conscience of the world. Hands have been the main tools in our body to apprehend and abstract a universe of ideal forms. Its sensory capacity allows a leap of con- fidence and awareness of the world that helps us interact with it: we begin to create, build, draw, model, to express ourselves as an individual. With them we have learned to build artifacts for the action of new functions that end up transforming man and the environment in which they live. On this background of representation, and after thousands of years of evolution, the flint of the first primitive tools has given way to the silicon of new technologies. In the 21st century, digital and electronic occupies and is an integral part of our body and mind, as much as our hands were at the origin of our human development. These new technologies have been incarnated to form an added layer in our psyche: they remain linked to the dermis in an intimate, permanent way, taking control of our body, the environment in which we live and the way we socialize. This thesis deals with how the interaction enhanced by new technologies has reorganized the subject on three scales: (1) in his own being and the body he occupies, (2) in the space in which he lives and (3) in space public where it relates. These domains give rise to the title and organiza- tion of a thesis that advocates an origin of architecture in the interaction and that analyzes and questions the impact of new technologies in a scenario where communication networks, instead of connecting us, are alienating the man and abandoning him in the solitude of virtual spaces that have nothing to do with the physical spaces of interaction and domestic socialization, nor with the cities.
La interacción construye la humanidad. Es lo más humano de nosotros; en ella se basa nuestra vida social. Interactuar nos aboca a diseñar objetos que facilitan la comunicación, el entendimiento con otros humanos y la comprensión de nuestro entorno. Para interactuar con el exterior y formar un cuerpo en continua transformación y expresión con la comunidad necesitamos de la consciencia del mundo. Las manos han sido las principales herramientas en nuestro cuerpo para aprehender y abstraer un universo de formas ideales. Su capacidad sensorial permite un salto de confianza y consciencia del mundo que nos ayuda a interactuar con él: comenzamos a crear, construir, dibujar, modelar, para expresarnos como individuo. Con ellas hemos aprendido a construir artefactos para la acción de nuevas funciones que acaban por transformar al hombre y el entorno en el que viven. Sobre este fondo de representación, y tras miles de años de evolución, el sílex de las primeras herramientas primitivas ha dado paso al silicio de las nuevas tecnologías. En el siglo XXI lo digital y electrónico ocupa y es parte integral de nuestro cuerpo y mente, tanto como lo eran nuestras manos en el origen de nuestro desarrollo humano. Estas nuevas tecnologías se han encarnado para formar una capa añadida en nuestra psyche: permanecen ligadas a la dermis de manera íntima, permanente, tomando el control de nuestro cuerpo, el entorno en el que vivimos y la manera cómo nos socializamos. Esta tesis trata de cómo la interacción potenciada por las nuevas tecnologías ha reorganizado al sujeto en tres escalas: (1) en su propio ser y el cuerpo que ocupa, (2) en el espacio en el que habita y (3) en el espacio público donde se relaciona. Estos dominios dan origen al título y organización de una tesis que aboga por un origen de la arquitectura en la interacción. Analiza y cuestiona el impacto de las nuevas tecnologías en un escenario donde las redes de comunicación, en vez de conectarnos, están alienando al hombre y abandonándolo en la soledad de unos espacios virtuales que ya nada tienen que ver con los espacios físicos de interacción y de socialización doméstica, ni con las ciudades. ¿Somos realmente humanos? ¿realmente con la invasio´n digital y tecnolo´gica no nos hemos transformado en auto´matas? Esta tesis prueba a responder a estas cuestiones que nos trascienden vitalmente a través de un dominio y narrativa arquitectónicas.
72 - Arquitectura
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