Espacios abiertos metropolitanos: criterios, objetivos y estrategias para el proyecto territorial. El caso de la región urbana de Barcelona

Abstract

This Ph. D. deals with metropolitan open spaces, among which we consider agricultural land and forests, riverbanks, beaches, parks, gardens and urban parterres and all those elements that, even small, have a certain degree of naturalness as opposed to paved and built-up spaces. The main idea is that these spaces, which have traditionally been used as land stock for urban growth, should be considered as structural elements in territorial and urban planning, at the same level of importance as urban systems and infrastructure. Their environmental, productive and cultural functions, as well as the shape and structure they have, make them fundamental spaces with structuring capacity in any metropolitan scenario. We must admit that they have not been taken into account nor given the appropriate value through their territorial project yet. The lack of a systemic approach to these spaces, necessary for the way the biophysical matrix works, causes their preservation and protection not to be adequately addressed and not valued to a proper extent. The current situation is fragmentation, reduction and degradation. It affects territorial efficiency, understood as the forms of economic use of the biophysical matrix that manage to meet human needs while maintaining the adequate ecological state of its landscape. It is true that some territorial planning, based on the patch-matrix-corridor model of landscape ecology, has directed its objectives to the restitution of physical continuities, through Ecological Network projects where they are approached from a more structural point of view. On the other hand, ecology has traditionally separated its analysis into two areas. Firstly urban ecology, which has focused on urban metabolism defining the way matter and energy circulate through the city-ecosystem. Secondly landscape ecology, which has dealt with open spaces, based on the premise that the proper functioning of the territorial matrix depends on its structure, characterized by heterogeneity both in uses and forms, and permeability, understood as the ability to maintain ecological flows. Recent studies that combine structure with energy balance data -such as how energy and information are distributed in the landscape- have proved the relationship between form and metabolism. However, given the complexity of a urban region such as Barcelona, where open spaces, urban systems and infrastructure work together, it becomes necessary to integrate the two approaches into what we could call regional ecology. This model has two main objectives: to close metabolic flows at regional level (water, food, waste, energy, agriculture, livestock and forest) and to intervene in urban systems and infrastructure at the regional and urban level, since the fragmentation of metropolitan spaces will depend on the spatial configuration of both. In order to do this, it is necessary to integrate structure and metabolism into a single analysis. Regarding metropolitan open spaces project, based on the model of metropolitan ecology as a general criteria and from the diagnosis that is established in the study of its processes and dynamics, a series of objectives and project strategies are proposed as well as an action system for its implementation that integrates and ranks the objectives into two axes. The first gathers objectives- structuring, connecting, recovering and restoring - that physically affect the territory and are developed through physical planning instruments. The second focuses on the regulation of processes and activities causing the degradation of the territorial matrix through management instruments.

Esta tesis trata de los espacios abiertos metropolitanos, entre los que consideramos espacios agrícolas, forestales y fluviales, playas, parques, jardines y parterres urbanos y todos aquellos elementos que, por más pequeños que sean, presentan cierto grado de naturalidad en contraposición con los espacios asfaltados y edificados. La idea principal es que estos espacios, que han sido utilizados tradicionalmente como espacios de reserva para crecimientos urbanos, deben pasar a ser considerados como elementos estructurales en la planificación territorial y urbana, al mismo nivel de importancia que son tratados los sistemas urbanos y las infraestructuras. Sus funciones, medioambientales, productivas y culturales, así como la forma y estructura que presentan, los convierten en espacios fundamentales con capacidad estructuradora en cualquier escenario metropolitano que debemos reconocer y poner en valor a través de su proyecto territorial, ese del que han adolecido. La ausencia de enfoque sistémico, necesario por la manera de funcionar de la matriz biofísica, provoca que su preservación y protección no sea abordada de manera adecuada y que no sean valorados en su justa medida, lo que conlleva la situación actual de fragmentación, disminución y degradación, afectando así a la eficiencia territorial, entendida como las formas de aprovechamiento económico de la matriz biofísica que consiguen satisfacer las necesidades humanas manteniendo, al mismo tiempo, su adecuado estado ecológico. Es cierto que alguna planificación territorial, basándose en el modelo tesela-matriz-corredor de la ecología del paisaje, ha dirigido sus objetivos a la restitución de las continuidades físicas, a través de proyectos de Redes Ecológicas donde se abordan desde un punto de vista más estructural. Por otro lado, la ecología ha separado su análisis en dos ámbitos: la ecología urbana, que se ha centrado en el metabolismo urbano -o sea, cómo materia y energía circulan por el ecosistema-ciudad- y la ecología del paisaje, que se ha ocupado de los espacios abiertos, basándose en la premisa de que el buen funcionamiento de la matriz territorial depende de su estructura -caracterizada por la heterogeneidad, tanto en usos como en formas- y por la permeabilidad -entendida como la capacidad de mantener flujos ecológicos-, demostrando, en estudios recientes que combinan estructura con datos de balance energético -o sea, modo en que se distribuye energía e información en el paisaje-, la relación que hay entre forma y metabolismo. Sin embargo, dada la complejidad de una región urbana como la barcelonesa, donde espacios abiertos, sistemas urbanos e infraestructuras funcionan de una manera conjunta, se hace necesario integrar los dos enfoques en lo que podríamos denominar una ecología regional. Este modelo tiene dos finalidades principales: tender a cerrar flujos metabólicos a escala de región (agua, alimentos, residuos, agricultura, ganadería y bosque) e intervenir en los sistemas urbanos e infraestructuras a escala de región y urbana, ya que de la configuración espacial de ambos dependerá la fragmentación de los espacios abiertos metropolitanos. Para ello es necesario integrar en un solo análisis: estructura y metabolismo. De cara al proyecto de los espacios abiertos metropolitanos, basándonos en el modelo de ecología regional como criterio general y a partir de la diagnosis que se establece del estudio de sus procesos y dinámicas, se proponen una serie de objetivos y estrategias proyectuales y un sistema de actuación para su implementación que integra y ordena los objetivos en dos ejes. El primero agrupa los objetivos -estructurar, conectar, recuperar y restaurar- que inciden físicamente en el territorio y se desarrollan a través de instrumentos de planificación física, y el segundo se centra en la regulación de los procesos y actividades causantes de la degradación de la matriz territorial, a través de instrumentos de gestión