Universitat Autònoma de Barcelona. Departament de Cirurgia
La disfagia orofaríngea es una entidad muy prevalente, ocasiona complicaciones graves, mortalidad, y supone un alto coste sanitario. Las guías diagnósticas actuales se basan en el ictus. Sólo contamos con recomendaciones de expertos en otras patologías neurógenas y estructurales. El presente estudio tuvo por objetivos analizar la utilidad de un protocolo de diagnóstico de la disfagia; estudiar la relación entre la puntuación del EAT-10 y los signos de seguridad y eficacia en el Método de Exploración Clínica Volumen-Viscosidad (MECV-V); analizar la utilidad del MECV-V para detectar los signos de seguridad en relación a la Fibroendoscopia de la Deglución (FEES), y la concordancia de la FEES en relación a la Videofluoroscopia (VFSS) en las patologías de la muestra. Finalmente se pretendía diseñar un algoritmo diagnóstico que pudiera ser útil en otros ámbitos asistenciales. El protocolo diseñado en 2011 se aplicó en 2012-2013 a pacientes admitidos de forma consecutiva. Se trata de un estudio observacional descriptivo retrospectivo en el que se analizaron las características de la muestra, los signos de disfagia y sus complicaciones, los resultados del EAT-10, del test clínico MECV-V, los signos obtenidos en la exploración instrumental (FEES y/o VFSS), el estado nutricional y la severidad de la disfagia. Se estudiaron 214 pacientes de ambos sexos, con edades comprendidas entre los 19,7 y los 89,3 años, de los cuales el 25,7% estaban ingresados en el propio hospital. La etiología de la disfagia era variada y compleja, propia de un hospital terciario. La neuromuscular incluía: ictus, procesos de neurocirugía, enfermedades neurodegenerativas, ancianos frágiles, miopatías, etc. La etiología estructural incluía: glosectomía, mandibulectomía, cirugías cervical, vascular, laríngea y secuelas oncológicas. La media de puntuación del EAT-10 fue de 15,47 puntos. La tos y la deglución fraccionada fueron los signos más frecuentemente detectados en el MECV-V. El 63’5% de los pacientes presentaron pérdida de peso, sólo el 61% presentaron un IMC normal, y el 35’5% presentaron niveles de albúmina disminuidos. En la FEES aspiraron el 44.5% de los casos (20% silentes) y el 36’2% presentaban aspiración de secreciones. En la VFSS aspiraron el 49.7% de los casos (20.1% silentes). La relación obtenida entre el EAT-10 y los signos de seguridad del MECV-V muestra una probabilidad mayor de signos de seguridad cuanto mayor es la puntuación del EAT-10, pero no de alteraciones de la eficacia de la deglución. Las puntuaciones del EAT-10 no se relacionan con la probabilidad de presentar signos de eficacia en el MECV-V. El MECV-V mostró una sensibilidad del 87.8% (muestra total), el 91.7% (neurógenas) y del 86.4% (estructurales) en relación a la FEES. La especificidad para los tres grupos fue del 72.1%, el 81.3% y el 66.7% respectivamente. A pesar de que se aprecia un elevado nivel de acuerdo entre la FEES y la VFSS en los subgrupos de estudio, la concordancia entre ambas en la prueba McNemar no presenta diferencias significativas. La aplicación del protocolo ha permitido el diagnóstico de la disfagia y la aspiración independientemente de su etiología. Los instrumentos actuales de diagnóstico de la DOF se consideran adecuados tanto en las causas neurológicas como estructurales, pero son necesarios más estudios con protocolos estructurados y equiparables.
Disfàgia orofaríngia; Disfagia orofaríngea; Orpharingeal dysphagia; Resultats; Resultados; Outcoes; Protocol
61 - Medicina
Ciències de la Salut
Departament de Cirurgia [483]